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Resiste Covadonga

Cristina de Suecia: La reina que prefirió el Paraíso

2 Agosto 2018 , Escrito por EliasBautistaLeónDeSanMarcos Etiquetado en #historia, #iglesia, #conversos

 

Leía no hace mucho a un usuario de un cierto foro -no llega a "red social" el cual decía que los países nórdicos son más desarrollados debido a que son -y lo más importante "siempre han sido"- ateos.

No pude por menos que reírme de semejante afirmación toda vez que le recordaba que no hace tanto, Oslo, la capital de Noruega, se llamaba Chirstianía. No confundirlo con la comuna marginal que actualmente se ha adueñado de este nombre de forma lamentable.

En las banderas de los países nórdicos vemos sendas cruces, aunque ladeadas como reminiscencia de su origen como pendones de guerra.

Ciertamente es innegable que el cristianismo en los países nórdicos o escandinavos, está de "capa caída" pero tampoco se puede decir que mucho más o menos que en el resto de la vieja Europa, o del mundo en general.

Antiguo mapa de Escandinavia (c. 1900) donde consta la actual Oslo como Christiania y lo fue durante 301 años.

Por otra parte hemos de recordar que en tiempos de Hamlet (s. XIV-XI) Dinamarca era católica y que no fue hasta un par de siglos después que el protestantismo iría mellando su cultura. 

La relajación moral a la que conduce el protestantismo con la relativización de la fe, es el principal motivo de la paulatina perdida de valores cristianos en los países donde ha ido clavando su tridente.

 

Hoy quiero hablar de una reina nórdica, verdadero orgullo para su país, su raza, su sexo y su religión: Cristina de Vasa-Hohenzollern reina de Suecia.

Está claro que podemos encontrar información biográfica de ella -y de casi cualquier personaje- ya sea a un par de golpes de tecla, en internet, como en alguna de las varias biografías que de ella se han escrito.

Este es el gran problema a la hora de hablar de un personaje histórico ya que el historiador o cronista debe siempre someterse a la imparcialidad y la rigurosidad de los datos y por desgracia casi siempre hay unas fuentes llamadas "oficiales" de donde salen estos datos.

 

Ahora bién opinar ya es otra cosa y de las complicadas.

Empezaré diciendo, quizás, que Cristina de Suecia fue una mujer adelantada a su tiempo. Como todas las mentes preclaras era una gran intelectual.

Se dice que llegó al vestir ropas de hombre, como lo hiciera Sta. Juana de Arco, por parecerle prendas más austeras pero hay diversos retratos en que aparece ataviada con los vestidos propios de una dama.

Tercera hija -única superviviente- del rey llamado El León del Norte, fue educada desde su nacimiento para ser la heredera del trono, al cual subió con tan solo cinco años aunque no tomó posesión de él hasta los dieciocho. 

A propósito de esto se me ocurre, como mera reflexión personal, pensar en quién estaría capacitado hoy en día para asumir la carga del gobierno de un país a los dieciocho años; hoy en día en que la adolescencia está institucionalizada como la "edad de hacer locuras" y somos adolescentes hasta los cuarenta o los cincuenta, como mínimo.

 

 

La reina Cristina fué educada por el teólogo protestante Johannes Matthiae Gothus, según se dice, defensor del humanismo cristiano y del ecumenismo e influenciado por las ideas de Comenius.

Sin embargo, la reina Cristina pronto demostró una cierta deriva al invitar a su palacio, entre otros grandes pensadores de su época a Descartes. 

Voraz lectora y amante de la discusión filosófica y metafísica, no descuidaba la diplomacia y la política aunque parece que le desgradaban considerablemente.

Apasionada del teatro y de toda expresión cultural y artística, intentó convertir la corte sueca en un nuevo Parnaso.

 

"Descartes en la corte de Cristina de Suecia" - Pierre Louis Dumesnil

En la mesa abajo, a la derecha, Descartes y la reina Cristina de Suecia debaten temas culturales rodeados de otros eruditos en un gran salón. Curiosamente, esta pintura se encuentra en el Museo de Versalles y el Trianon, cuyo palacio fue la antítesis del de Cristina.

 

 

Se mantuvo soltera toda su vida, dando pie, como es habitual en este mundo, a las habladurias mas diversas.

Su distanciamiento de cualquier escarceo amoroso y la resistencia a casarse, algo grave en cualquier reina o rey de cualquier tiempo y lugar, han desatado la perversa imaginación de muchos sobre todo en el cine pues en las dos producciones más famosas que se han hecho, se ha tratado de cambiar este carácter de virtud, a vicio.

Pero fue precisamente el celibato una de las cosas que más atrajo del catolicismo a esta gran gobernante.

El punto de vista que el catolicismo daba a la castidad y la virginidad resultó el báculo en el que Cristina había de apoyarse; ya que, contra toda enseñanza protestante, le descubría que Dios amaba la castidad tanto o más que el matrimonio y que el monacato, el ascetismo, también era un camino aceptable hacia Dios.

Esto, unido a su insaciable curiosidad intelectual le llevó a ver los errores del protestantismo y a intercambiar correspondencia con diversos eruditos católicos.

 

La Reina Cristina de Suecia, David Beck (óleo sobre lienzo) c. 1650.

 

Sin embargo está, cada vez más definitiva, muestra de conversión, acabó siendo un autentico obstaculo para su reinado -como lo fue más recientemente con la difunta princesa Diana Spencer- que por otra parte tampoco le interesaba conservar.

Así que en 1654 abdica en su primo y se traslada a amberes donde por fin, protegida por Felipe IV  y en Diciembre de ese año, es recibida como católica primero de forma privada y posteriormente realizó su profesión de fé pública en la iglesia del Palacio real de Innsbruck bajo el pontificado de Inocencio X, Papa.

Al pasar por Loreto puso su cetro y su corona a los pies de La Virgen.

 

Después recibiría la Confirmación y la Comunión de manos de Alejandro VII.

Aunque intentaría volver a su país natal, se encontró con el desdén de los suyos y la vergonzosa prohibición de ser acompañada por sacerdotes católicos o celebrar misa en suelo sueco.

 

Así, después de liquidar sus propiedades, se estableció en Italia y la historia nos cuenta que convirtió su nueva residencia del Palacio Farnese en el centro cultural que siempre deseó; donde se daban conciertos, se representaban obras de teatro y se disfrutaba de tertulias literarias; fundando todo un sistema de academias.

Rescató tanto esculturas como escritos antiguos e hizo construir un observatorio astronómico.

Durante sus últimos años de vida llevó a cabo incontables proyectos culturales respaldados casi siempre por los sucesivos sumos pontífices con quién trató de cerca y con quién así mismo, no dejó de ser crítica.

Aunque su sangre real la impulsó a intentar convertirse en reina de Nápoles y de Polonia, podían más en ella las ambiciónes misticas y culturales y prefirió dedicarse a escribir su autobiografía. 

E hizo bien porque aquí, como siempre, su historia se llena de leyendas en que sus detractores dicen que fijó una residencia en Fontainebleau y que allí se volvió extravagante, que tuvo un amante -su caballerizo real- que murió en extrañas circunstancias; otros dicen directamente que lo hace ejecutar. La realidad es que el  marqués de Monaldeschi resultó ser un espía.

Que expulsada de Francia por Mazzarino intentó una invasión de la Pomerania sueca y que cuando enfermó de muerte organizó fastuosos funerales, lo cual no se corresponde en absoluto con todo lo que sabemos de ella, principalmente de su sobriedad.

 

Igual que se ha mentido y fabulado con su sexualidad, se ha hecho con sus supuestas extravagancias y ambiciones.

Lamentablemente su autobiografía nos ha llegado incompleta.

 

Retrato alegórico de la reina Cristina de Suecia ataviada como Minerva,
Erasmus Quellinus II; oleo sobre tabla (c.1649-50) , Musee de la Chartreuse, Douai, Francia

 

Lo cierto es que la muerte la sorprendió mientras visitaba las iglesias y monumentos de La Campania.

Una enfermedad indeterminada, probablemente agotamiento extremo, complicada con una neumonía, la postraron en cama durante dos meses. Finalmente, el 19 de Abril, falleció la Minerva del Norte a los 62 años, acompañada de su confesor y de su gran amigo el cardenal Azzollino, que moriría pocos meses después.

 

A pesar de que su deseo fue ser enterrada tan humildemente como fuera posible, sus restos mortales reposan en la Basílica de San Pedro del Vaticano; como corresponde a la que entregó su reino y su vida por volver a la Fe, por cultivar su mente y su alma y que prefirió el Paraíso.

 

 

 

Enlaces: 

Cristina de Suecia (Como siempre la entrada de WP contiene varios errores; entre ellos datar su fallecimiento el 14 de abril, a los 63 años)

Biografía de Cristina de Suecia (BuscaBiografías)

Cristina de Suecia, la reina ilustrada.

 

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