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Resiste Covadonga

El celibato sacerdotal y los hijos de los Apostoles (II)

13 Marzo 2024 , Escrito por EliasBautistaLeónDeSanMarcos Etiquetado en #Biblia, #Catecismo, #Fe, #Iglesia, #Jesús, #Jesucristo, #Santos, #Santas, #Tradición, #apócrifos, #catolicismo, #cristianismo, #cultura, #historia, #literatura, #nesciencia, #religión, #teologia

 

El celibato sacerdotal de la única y verdadera Iglesia de Cristo, que es la Iglesia católica, no proviene de ningún concilio, tampoco de ningún sínodo, sino que fue declarado por el mismo San Pablo. Otra cosa es que esto fuera después aprobado y ratificado por los Concilios.

Incluso pensando que fuera posible cambiar en la actualidad algunas cosas que fueron aprobadas o rechazadas en el pasado por el mismo Magisterio, no es posible cambiar la Doctrina fundamental de La Iglesia ya que es Palabra del Dios Vivo.

En primer lugar S. Pablo expresa su preferencia de que "todos se queden como yo" es decir, solteros, y que, el matrimonio es una "concesión" para los que no tengan Don de Continencia (que es un Don de Dios):

# "Sería preferible no casarse; pero, por el peligro de la prostitución, cada uno debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo.  Y tanto el esposo como la esposa deben cumplir con los deberes propios del matrimonio.  Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa.  Por lo tanto, no se nieguen el uno al otro, a no ser que se pongan de acuerdo en no juntarse por algún tiempo para dedicarse a la oración. Después deberán volver a juntarse; no sea que, por no poder dominarse, Satanás los haga pecar.

 Todo esto lo digo más como concesión que como mandamiento.  Personalmente, quisiera que todos fueran como yo; pero Dios ha dado a cada uno diferentes dones, a unos de una clase y a otros de otra.

 A los solteros y a las viudas les digo que es preferible quedarse sin casar, como yo.  Pero si no pueden controlar su naturaleza, que se casen, pues más vale casarse que quemarse." (1 Cro. 7 1 y ss.).

A continuación deja muy claro el porqué, marcando a su vez una distinción muy clara entre el laico y el sacerdote:

# "El soltero se preocupa por las cosas que son del Señor, de cómo agradar al Señor;  pero el casado se preocupa por las cosas que son del mundo, de cómo agradar a su esposa." (1 Cor. 32 y ss.).

Entonces ¿por qué el mismo S. Pablo habla en otro lugar de "obispos casados"? : 


# "Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, vigilante, templado, de afectos mundanos mortificados, hospedador, apto para enseñar" (1 Tim. 3, 2 )

Este es el fragmento que aducen los protestantes y que leen tan mal. Ellos entienden que el obispo DEBE estar casado y esto es un gran error. El texto ni siquiera dice que sea "conveniente" que esté casado sino que sea "marido de UNA SOLA mujer"  ¿Por qué debería hacer esta puntualización? La verdadera razón es porque en aquella época la Iglesia estaba comenzando y había muchos paganos que tenían más de una mujer, eran polígamos (algunos judíos también lo eran invocando el ejemplo de Abraham). Al convertirse y bautizarse estas familias enteras, con padres casados y con hijos - y no habiendo todavía un semillero (seminario) para crear sacerdotes célibes apartados del Mundo como pide Pablo, estos hombres casados, si deseaban acceder al obispado podían hacerlo de forma "excepcional". De la misma forma excepcional que en el principio de la humanidad, Dios no castigó ciertos actos como el incesto solo mientras fue necesario para la multiplicación de la especie humana.

 Así pues, lo que está haciendo S. Pablo, lejos de mandar que los obispos se casen es, de nuevo, hacer una concesión y decir "al menos que los obispos no sean también polígamos".

La enseñanza de que los laicos deben tener familia -como "escudo" contra muchos pecados de la carne- y que los clerigos deben ser célibes, está en el mismo Jesús. 
En primer lugar le pide a sus apostoles y a los que vayan a ser sacerdotes que lo abandonen todo:

# "Y cualquiera que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y la vida eterna tendrá por heredad." (Mt. 19, 29 ). 

Vaya por delante que las palabras "o mujer o hijos" son suprimidas en no pocas versiones protestantes.

Podemos entender que con "dejar" se refiere a una renuncia general y previa a tener estas cosas, no -o por lo menos no solo- a abandonarlos cuando ya se tienen. Para impedir la falta de caridad que significaría abandonar a una esposa e hijos es por lo que, en las primeras generaciones de la Iglesia, se permitió que hubieran clerigos casados.

Después, cuando en las siguientes generaciones ya se ordenaban y consagraban los, y las, jovenes solteros/as, esta concesión ya no era necesaria.

Así mismo Jesús en persona enseña que el sacerdote debe ser un "eunuco por el Reino de los Cielos":

"Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron a sí mismos eunucos por causa del reino de los cielos; el que sea capaz de aceptar esto, que lo acepte." (Mt. 19, 12 ). 

Jesús mismo dice que es algo que debe "aceptar" aquél que sea capaz de hacerlo (el Don de Continencia del que habla S. Pablo en terminos semejantes). 

Este mandamiento de Jesús y recomendación de S. Pablo está desde el principio.  La Iglesia de Oriente, en su supuesta ortodoxia cismática, entendió (o quiso entender) esto casi tan mal como lo hicieron después los protestantes.

El celibato es una "opción" que va con el 'pack' de sacerdote, pero si se acepta el sacerdocio se debe aceptar al completo con todos sus derechos y obligaciones. No es algo que queda a la libre elección de todos de y cualquiera, sino que al aceptar el sacerdocio se debe tener mucha consciencia de que, con él, se aceptan algunas renuncias, obligaciones y responsabilidades que van con el sagrado ministerio.

En el caso de S. Pedro, como ya comentamos en el post anterior, está claro que el Evangelio habla de una suegra, pero visto que no aparece por ningún lado esta "esposa de Pedro", tanto así que es la suegra cuando es curada la que tiene que "levantarse a servirles", es perfectamente lícito deducir que a esas alturas S. Pedro era viudo y que, por caridad, se ocupaba de su anciana suegra.
Tampoco el texto nos habla de más mujeres en la casa.

Como dijimos, ampliaremos el tema de su presunta hija.

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"Muerte de Santa Petronila", Simone Pignoni (1611–1698) ; Óleo sobre lienzo. Museo del Hermitage

La leyenda piadosa de santa Petronila -como hija carnal de san Pedro- tiene un fallo muy evidente y es que esta supuesta hija (victima de una enfermedad que la tenía paralizada, al menos en parte) ya había nacido mucho antes de que El Señor le cambiara el nombre a su apostol Simón bar - Jona (Simón hijo de Jonás) ¿por qué se debería llamar "Petronila"? Si fué Jesús quién le dió ese nombre nuevo (y tan significativo) a Cefas (Kefá - Petros) cuando su supuesta hija era adulta?
¿Habría cambiado Pedro el nombre de su hija como el Señor hizo con él mismo, solo para que se supiera que era la hija de Pedro? La leyenda no dice nada de esto.

Imposible como dicen otros que tuviera a esta hija después de haber recibido el nombre de parte del Señor, por todas las razones ya expuestas (Era viudo, Jesús manda "abandonarlo todo" para poder evangelizar, dificultades cronológicas, etc.).

Hay quién ha postulado que se tratase de una hija espiritual, y la filósofa y teóloga Cristina Huete García nos lo muestra en su blog con una información escueta pero muy clara al afirmar que Petronila pertenecía a la familia romana de los Flavios y que concretamente era hija de Tito Flavio Petronio.

A partir de aquí su historia y la curación de Pedro transcurren igual, pero sin el detallito de que fuera hija del Princeps de los Apóstoles esta leyenda, preciosa donde las haya, pierde la caracteristica morbosa que a tantos ha interesado.

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"Entierro de Santa Petronila, [copia de] Guercino (Giovanni Francesco Barbieri). 1591-1666. Oleo sobre lienzo. Museo del Hermitage.

Tanto esta leyenda como la de que su esposa estuvo presente en su martirio, pertenecen a escritos de dudosa veracidad que no deberían ser tenidos en cuenta más que, en todo caso como cuentos edificantes por su ejemplo piadoso, aunque no por su escasa coherencia.

Pero sí son frecuentemente aprovechados por los protestantes y evangélicos para justificar sus errores y actualmente por los "católicos" que quieren acabar con el celibato.

 

La Historia eclesiastica de Eusebio de Cesarea se hace éco de multitud de leyendas solo para exponer lo que creían tales o cuales cristianos  en alguna época, no porque las tenga por ciertas. 
Algunos, como el infausto Voltaire, manipularon sus ecritos (igual que los de Papías o Clemente de Alejandría) para decir que estos autores "afimaban" tales cosas, cuando solo las etaban consignando para que todos estuvieramos prevenidos contra ellas.

 

 

Hagiopedia: Santa PETRONILA. s. I.

 

 

[11/08/2023, 06:34]

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