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Resiste Covadonga

Comentarios al Libro de Tobías

4 Agosto 2022 , Escrito por EliasBautistaLeónDeSanMarcos Etiquetado en #Biblia, #Fe, #Iglesia, #Profecías, #Tradición, #apócrifos,, #biblia, #catolicismo, #adoctrinamiento laicista, #cristianismo, #historia, #iglesia, #literatura, #protestantismo,, #teologia

 

 

Forma parte de la corriente actual de desautorización de las escrituras situar algunos de sus libros en el marco de la ficción pura y dura. Igual que el libro de Job, el libro de Tobías ha sido considerado por los modernos estudiosos como una "novela piadosa". Inspirada, sí, pero -paradojicamente- novela, es decir, invención. Una especie de fabula moral que enseña cosas buenas pero que nunca sucedió realmente. 

Es la misma posición "prudente" que se ha adoptado con la palabra "relato" y su uso -totalmente equivocado- con las historias bíblicas del Génesis o el Diluvio; una historia que "quizás no sucedió" y que es una enseñanza o una alegoría simbólica de percepciones y realidades que rodeaban a un pueblo de pastores nómadas de hace miles de años. 

Y un relato no es eso. Un relato es la relación, es decir la explicación, usualmente cronológica, de cualquier cosa. Yo puedo relatar mi vida -hacer el relato de ella-  o la guerra de las Galias y todo lo que diga será perfectamente real. El relato de mi vida no es "mi" verdad. Es la verdad.

Esta posición cobarde dispuesta a relativizar o directamente a claudicar y que cada vez gana más adeptos, está destinada simplemente a cubrirse las espaldas cuando se imponga cualquier régimen laicista y a acabar poniendo la religión en el mismo nivel que la mitología. A su vez proviene de la protestantización; del desprecio hacia los libros mal llamados "deuterocanónicos" y aún peor llamados por los protestovangelicos "apócrifos" y de la enseñanza ambigua e incoherente de Lutero sobre que "toda la Escritura es palabra de Dios" pero "hay epístolas de paja" que tienen menos valor.

Tanto es así, que las sectas que se autodenominan cristianas evangélicas llegan a aducir que el libro de Tobias es la causa de que los católicos aceptemos -siempre según ellos- los hechizos y que nos demos a los tarots, las brujerías y demás prácticas mágicas, creyendo que están "avaladas" por la Biblia y, concretamente, por este libro. Se refieren a los versículos en que el arcángel San Rafaél se aparece en forma de guía para acompañar a Tobias en su viaje y le indica que guarde "la hiel, el corazón y el hígado" de un pescado pues con ellos se puede ahuyentar a los demonios y curar la ceguera, cosa que efectivamente hará cuando regrese junto a su padre ciego.

Biblia, religión, teología, deuterocanonicos, catolicismo,
"La curación de Tobías": Bernardo Strozzi (1581-1644). Oleo sobre lienzo, Museo del Hermitage.

Encontramos aquí en cualquier caso elementos propios del folclore hebreo. Nadie se sorprende de que Jesús escupiera en el barro que iba a utilizar para curar la vista a un ciego, pero claro, estamos hablando de la saliva divina. Sin embargo el "conjuro" tradicional judío de escupirle en un ojo a alguien para curarle está documentado en el Talmud 1.

¿Minimiza esto el milagro de Jesús reduciéndolo a una "simple" practica tradicional? en absoluto. También sabemos que la partición del pan es una costumbre tanto judía como de otros pueblos semíticos y sin embargo aquél que "hace nuevas todas las cosas" le dio otra dimensión.

Jesús hablaba a sus oyentes con parábolas que son como cuentos, de forma que pudieran entender su significado. Les hablaba de hijos pródigos y de herencias, de reyes y deudores, de propietarios de huertos y de hombres que le daban pan a sus hijos en lugar de víboras; de caminos, piedras, abrojos y tierra fértil. De viñas y sarmientos. De árboles que no dan fruto.

No es de extrañar que para curar, usase también en ocasiones modos que ellos podían entender y comprender que venían de Dios.

Con respecto a considerar el libro de Tobias como "fuente de los hechizos" como hacen algunos evangélicos, tenemos que tener cuidado y no ser como los judíos que acusaban a Jesús de curar mediante la hechicería. Hemos de saber diferenciar el milagro, incluso el que se realiza a través del ritual, de aquello que en la misma Biblia se llama "prodigios", un termino algo más ambiguo y que se utiliza también para aquellos vistosos engaños que realiza el Diablo para confundir incluso a los elegidos de Dios.

En realidad, si Lutero -y con él todos los heresiarcas del protestantismo- rechazaron estos libros fue porque les era imposible incluirlos en conjunto en una ideología que niega la Caridad sin mutilarlos o caer en contradicciones. Concretamente el libro de Tobias hace un gran hincapié en la limosna, la caridad con el prójimo y la efectividad de los actos de piedad como el ayuno.

Pero para los protestantes el ayuno es una invención de la Iglesia y los "actos" no solo no son necesarios, sino siquiera efectivos.

El mismo motivo que llevó a los masoretas judíos a eliminar estos libros de su canon, es el que llevó a Lutero a hacerlo. Finalmente, los extremos se tocan.

El racionalismo, la negación del milagro y de los hechos "inverosímiles" que aparecen a lo largo de toda la Escritura es una de las características que unen a los falsos cristianos con los descreídos. Lutero creía que La Virgen podía ser virgen antes del parto, pero no después por razones "fisiológicas".

Vemos que este estilo lo han heredado todos aquellos que caen en el engaño de Satanás y continúan negando por un supuesto racionalismo disfrazado de cientificismo; por ejemplo algunos buscan "numerosos" anacronismos en el libro de Tobías pero en realidad solo pueden aducir dos. El primero, que el protagonista declara ser uno de los deportados a Nínive y a la vez es un fiel observante de los preceptos deuteronómicos que, según esos que pretenden ser sabios, son "muy posteriores". Sin embargo, siendo cierto que la llamada Tradición deuterocanónica se remonta, en lo escrito a la deportación babilónica ( s. VI a. C.) y que Tobías dice que él y los suyos fueron deportados cuando reinaba Salmanasar (V) el cual gobernó del -727 al -722, es decir en el s. VIII a.C. la tradición deuterocanónica era conocida ya antes del exilio de babilonia así que no habría aquí ninguna dificultad para que Tobias la observara y dejara testimonio de ella en tiempos anteriores a que fuera puesta por escrito. Todo esto si concedemos algún crédito a la siempre cambiante opinión científica, que en los temas religiosos es siempre algo tendenciosa.

La segunda dificultad cronológica que se suele exponer es dependiente en parte de la primera, y es que Tobit profetiza la destrucción de Ninive, el incendio y reconstrucción del Templo y la desolación de Samaria y Judea. Que un profeta profetice no tiene tampoco mayor dificultad ni contradicción y este caso es, como decía, solo "dependiente" del anterior si comenzamos por decir que la historia de este libro fue escrita "mucho después" y por tanto esas profecías no serían tales, sino simplemente hechos ya ocurridos puestos como profecías en boca de un personaje inventado. Pero si al investigar queda claro que el primer problema puede no ser tal, y Tobit pudo ser perfectamente un observante de unas leyes que sí estaban en uso en su época aunque se consignarían por escrito unos siglos después, pudo perfectamente profetizar estos sucesos tal y como tantos otros profetas de la Biblia, de los cuales, al menos los creyentes, no ponen en duda su veracidad.

Otra objeción habitual que se pone sobre al libro de Tobías es el hecho de que aparezcan "personajes sobrenaturales" como Asmodeo o el arcángel San Rafaél.  Pero es incontestable que en muchos otros libros -no solo en los poéticos y sapienciales sino incluso en los históricos- aparecen personajes sobrenaturales, ángeles y demonios; incluso espíritus. Hechos sobrenaturales aparecen a lo largo de toda La Biblia. Esto no es ningún motivo válido para poner en duda su veracidad, a riesgo de poner en duda la de toda la Escritura.

Aquellos que mutilan La Biblia y hacen recaer sobre ella la duda, ya sea en forma de critica a la fidelidad de su traducción, ya sea sobre tal o cual libro que a ellos les resulta personalmente antipático, lo único que consiguen -que han conseguido- es hacerle el juego al Enemigo y, pretendiendo ser fieles cristianos fundamentalistas y observantes, lo único que hacen es darle argumentos, falsos argumentos pero muy extendidos, a los enemigos de la Fe. 

Eso no quiere decir aceptar cualquier delirio místico de actuales supuestos pastores y profetas de feria; no ser crédulos, sino creyentes y, con Chesterton recordar que, cuando entramos en la iglesia nos quitamos el sombrero, no la cabeza.

 

 

(1) Rabot, pág. 175, 1.

Según Cansinos Asens (Las bellezas del Talmud, pag. 67-68. Ed. Edicomunicación S.A.) es un remedio cabalístico sobre el que los comentaristas han escrito poco.

 

 

23/09/2020, 03:24

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